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Saturday, January 22, 2011



El pingüino llegaba del aeropuerto. Todos los pingüinos que llegaban al aeropuerto municipal siempre salían emocionados por conocer su nuevo hogar. Pero este no, estaba muy preocupado. Le temblaban las aletas y no paraba de sudar. Fue a pie hasta su antiguo Iglú, porque él ya había vivido aquí antes. No estaba alegre. Pensaba: “Todavía puedo retractarme. Aún puedo volver a mi Iglú en la otra isla. Sólo debo renunciar al trabajo que debo hacer. Pero no puedo. Necesito esas monedas. Sí o sí debo hacerlo, por más peligroso que sea…” Sabía que corría un gran riesgo, pero las monedas realmente las necesitaba. El pingüino, Juanmita1, era un pingüino rico, pero un día fue robado por una mafia, y se quedó apenas con los muebles de su Iglú, la ropa que llevaba puesta y la ropa en su armario. Cada moneda suya fue tomada.

En eso, camino a su Iglú, recibe una llamada telefónica, gracias a la actualización de los teléfonos de la EPF.
-“Buen día. ¿Llegaste bien a la isla? ¿No hubo ningún problema? Dijo una voz misteriosa…
-“Si, no hubo ningún inconveniente” Juanmita respondió.
-“Entonces, ¿vas a hacer el trabajo? Dime que lo harás”
-“No sé. Déjame pensarlo un día más. Es muy peligroso. Más peligroso luego de mi última vez…”
-“No te preocupes por ello. Estarás bien. Confío en ti. Sé que lo lograrás”.
-“Está bien. Pero quiero ahora la mitad del dinero y la otra mitad luego de realizar el trabajo. Realmente necesito ese dinero. Si no, viviré en la calle…”
-“No te preocupes. Te veo a la que hora que nos dijimos, donde acordamos. Adiós”
-“Nos vemos allí”

Es una mañana soleada. Juanmita acaba de despertarse. La brisa le hace cosquillas a su piel mientras toma su café a la luz del sol. El pingüino se encuentra en Club Penguin luego de unos meses de haber estado en otra isla. Volvió por dos razones: por sus amigos, hacia mucho tiempo que no los veía. Y, la otra razón, la Roca del Águila.

El pingüino vivía en su Iglú en una zona alejada de la isla. Este lugar estaba formado por su Iglú, a unos pocos metros un gran acantilado en forma de C, dos grandes mansiones (como la que él tenía) del otro lado del acantilado, una playa muy diminuta y el océano. Juanmita bajaba y subía ese acantilado todos los días, porque simplemente adoraba escalar. Pero en ese acantilado había una roca muy peculiar, la cual nadie había podido escalar antes: La Roca del Águila. Una roca con forma de pico de ave muy rocosa y puntiaguda. La caída era empinada, y el que caía, sufría. Todos los que lo intentaron cayeron y sufrieron terribles heridas. El sueño de Juanmita era escalar esa roca. Buscaba rutas y se imaginaba escalando. Si la escalaba, lo recompensarían…
En fin, de escalar se dedico hasta que cumplió tres años, cuando sufrió un duro accidente…


Juanmita cumplía 3 años. Su regalo, un pase para escalar la montaña más alta de Club Penguin con un guía. La montaña medía 5.206 metros, por eso estaba muy feliz.
Era un 18 de Agosto. La emoción del pingüino era tan grande que sus latidos se escuchaban en un radio de 2 metros. El clima: desfavorable, desde la mitad de la montaña hasta la cima una fuerte nevada. Pero, Juanmita, aún sabiendo esto, siguió adelante muy alegre. Los pingüinos escalaron la mitad de la montaña cuidadosamente en tan sólo 3 horas. Pero luego vino lo peor: cuando faltaban 1.020 metros para llegar a la cima, hubo un derrumbe en la parte alta de la montaña. Las piedras comenzaron a golpear a los escaladores, hasta que cayeron. Juanmita jamás olvidaría ese día. La última vez que escaló…
El grito al caer de su compañero fue tan terrible que lo seguiría por el resto de su vida. Nunca podría olvidar un grito así. Su compañero se fracturó el cuello y la espalda. Dos meses después murió. Él sólo tenía quebrada la aleta, tuvo mucha suerte. Pero desde entonces, Juanmita le tiene miedo a escalar. Él escribía libros sobre escalar que le hacían ganar mucho dinero, y dejó de escribirlos luego de este incidente. Todos trataban de calmarlo: “No fue tu culpa la caída. Hiciste todo lo que pudiste para evitarla”. Pero era demasiado tarde. Juanmita tenía mucho miedo…


juanmita vivía enfrente del Señor Vitalis. Este pingüino era muy rico, porque trabajaba con Gary en una compañía fabricante de computadoras. Su Iglú está lleno de objetos invaluables y muy caros, por eso se preocupaba por la seguridad. Su hogar está cercado con una valla eléctrica muy difícil de escalar. Si alguien la cruza, una alarma es activada y los agentes de la EPF llegan allí de inmediato. Está cercado por todos lados excepto por uno, la zona del acantilado. Debajo del Iglú, se encontraba la Roca del Águila, y el señor Vitalis: “No es necesario cercar esa zona. Quien quiera robarme debería escalar la Roca, y no hay nadie tan tonto como para hacerlo”. Pero sí lo había. Eran sus vecinos, los Kazakou. El pingüino dueño era el Señor Octa Kazakou, un pingüino muy amable y simpático, era rico y vivía en una gran mansión con sus dos hijos: Linda y Paul Kazakou. Paul Kazakou era un escalador nato, como a Juanmita le encanta escalar y sueña con escalar la Roca del Águila, y Linda Kazakou es una pingüina que ama nadar en el océano cercano a su casa. A Juanmita le agradaban mucho sus vecinos, eran muy amistosos. En especial los Kazakou, siempre gentiles y amables.

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